Todos sabemos la dificultad que supone llegar a la élite deportiva,
pero siempre existen esos tipos a los que admiramos y que todos queremos llegar
a ser. Uno de ellos es el jugador de baloncesto Rubén Guerrero Pino, que ya con
19 años, y mejorando su juego en el continente americano, se está convirtiendo
en un referente no sólo a nivel nacional.
Rubén, joven ala-pívot de 2,11m, nacido en Marbella, ha estado
respirando baloncesto desde la infancia llevado de la mano de su padre,
presidente del club local durante algunos años. Aquí estuvo formándose hasta
pasar al Unicaja, que le serviría de trampolín para irse a los Estados Unidos.
Entre sus cualidades en la cancha
destacan su extraordinaria movilidad y coordinación para su altura, con rápidos
movimientos y gran capacidad de jugar cara a cara, poner el balón en el suelo y
entrar por los dos lados y con ambas manos. Posee un buen bote del balón, hábil
y coordinado en el juego sin balón, ganándole siempre la espalda al defensor,
así como el buen cierre de rebote defensivo y la gran carga que ejerce sobre el
ofensivo. Buena mano desde los cuatro y cinco metros, pero también con posibilidades
en el tiro de tres. En defensa, capacidad de anticipación, intensidad en hombre
durante todo el partido, un fondo físico que le caracteriza especialmente y una
buena técnica de salto que le es de gran utilidad para poder taponar, defender
a grandes jugadores y sacar balones del aro.
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